La evaluación del desempeño y funcionamiento de las instituciones publicas y los programas y políticas se han convertido en una actividad integral y clave en el trabajo de la administración pública moderna. Tal evaluación, sea ejecutada por la institución misma en cuestión (autoevaluación) o por una agencia exterior evaluadora, ayuda en mejorar la calidad de las políticas y programas diseñados, en incrementar la transparencia y rendición de cuenta, y en mejorar la capacidad de los gestores, políticos y empleados públicos en modificar sus procesos de formar políticas que responden a las necesidades de los ciudadanos. Además, la evaluación es un bloque de construcción de la estrategia de regulación inteligente, que establece los planes de las administraciones para mejorar aún más la calidad de la regulación. Según la Comisión Europea, la evaluación ayuda en asegurar la mejor calidad posible de la legislación e identificar oportunidades para ...