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Trece Días de Crisis

Alejandro Nieto dice en su libro que el ejercicio de poder, por el titular de poder, nunca es libre, y que está sujeto a diferentes condicionamientos, sean condicionamientos inherentes a la persona del titular; la intervención de otras fuerzas; legitimación del poder;  y al condicionamiento organizacional.  La forma de organización impone sistemas o reglas de actuación, donde los actores políticos aceptan unas pautas de actuación. En caso de los sistemas burocráticos, las reglas están fijadas normativamente en un sistema de gobernanza caracterizado con jerarquía, división de labor y especialización del trabajo. Su objetivo es eficacia técnica en la administración pública.
Los procedimientos cotidianos en la administración pública burocrática pueden ser más controlados y organizados en un sistema buen diseñado. Sin embargo, y en tiempos de crisis nacionales, tales divisiones de poderes y compartimentación de especialidades pueden complicar el proceso de formular decisiones y someterle a las luchas de poder entre los actores políticos. Un ejemplo es la crisis de misiles en EE.UU debajo de la administración de John Kennedy in los sesentas.
Para responder a la crisis de misiles en Cuba, Kennedy formó un Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad para afrontar esta crisis. Se compuso de los jefes de las agencias clave en la administración de los EE.UU  y otros miembros de alto perfil y experiencia.
El hecho de que los miembros de distintas agencias burocráticas estaban proponiendo una solución de la crisis abrió la puerta de unos conflictos de interés entre los “departamentos”, para acomodar, y fortalecer, de su respectivo departamento. El jefe de estado, el titular de poder, estaba atrapado entre los que querían una invasión de Cuba y los que querían tomar ninguna acción que pueda desencadenar una guerra nuclear, donde el aparato  trabajando para llegar a una solución estaba de verdad un aparato dividido y dirigido a la lógica e interés particular de sus departamentos. Había negociación y compromisos entre los burocráticos de las agencias gubernamentales, donde la idea de “acordar” a una idea común, bajo una intensa presión, era necesario para desarrollar una solución y defenderla contra sus críticos externos.
Los problemas de la burocracia salen en estos tiempos de crisis, donde no hay tiempo para deliberaciones y consultas extensas, donde no hay tiempo para análisis profundo de las opciones, donde el futuro del país está puesto en las manos de un grupo de personas,  y donde la confianza en la experiencia, conocimiento y ética de los burocráticos es clave. En el caso de la crisis de los misiles, los ciudadanos americanos, representados por el congreso, no practicaron su derecho de participar en decidir sobre un tema tan importante de seguridad nacional; la división del congreso fue aguantada en aras de llegar a una decisión por consenso que se adapte a estos hombres sabios. El procedimiento normalizados de trabajo que resultó, guía las rutinas burocráticas y protege sus decisiones y acciones resultantes.
El núcleo del problema ética, en mi opinión, está relacionado con la influencia fuerte, sea por parte de los burócratas al líder/centro de poder, o de los burócratas mismos a sus equipos, o mejor dicho en las palabras de Kennedy: “there is something immoral about abandoning your own judgment.”
Para concluir, algunos dicen que esta crisis demostró la inteligencia de la administración americana en manejar la crisis y salir con una victoria. En mi opinión, y dejando temas de burocracia y marginalización de la opinión pública, la solución de la crisis ha llegado rápida y con menos coste; era un proceso eficiente. Los burócratas llevaron el interés de su país sin duda; el establecimiento de un equilibrio y consenso entre estas opiniones diferentes es la labor del líder de los EE.UU, cuyo carácter, resolución y habilidades de liderazgo hizo toda la diferencia.

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