Dos noches antes las elecciones en EE.UU, la película sobre la localización y asesinato de Osama Bin Ladin se estrenó, recordando el votante americano del gran logro contra este terrorista internacional que amenazaba la seguridad y el bien estar de los americanos a través de los continentes y desde escondites y cuevas. La película demostraba a los votantes los esfuerzos y la eficacia de la administración de Obama en lograr el objetivo de seguridad nacional contra cualquier amenaza. Benjamín Netanyahu, el protegido americano, parece utilizando la misma táctica antes las elecciones legislativas en enero 2013: demostrar a los israelís el poder del gobierno actual en desarraigar los militantes de Hamas que amenazan la seguridad nacional israelí.
Al Qaida es indudablemente una amenaza de la seguridad internacional y americana en particular. Pero no es el único problema que enfrenta la seguridad de los americanos. La desigualdad económica, inflación, disparidad extrema de poderes adquisitivos, desempleo, aumento del número de personas sin hogar, aumento en el número de delitos y desorden son los problemas verdaderos que amenazan la seguridad americana, no un fanático escondido en Pakistán. El gasto del dinero de impuestos en guerras nunca ganadas y la perdida de vidas y la parálisis de otras de los jóvenes en el ejercito es el peligro que enfrenta el bien estar americano, es la amenaza de las generaciones futuras verdadera. Las vidas perdidas por servicio sanitario ineficiente mata más que un complot terrorista.
La provocación del gobierno de Netanyahu en Gaza, usando la excusa del peligro de los militantes de Hamas, es nada más que una payasada política para demonstrar a los votantes israelís la eficiencia del gobierno de Netanyahu en proteger los israelís y su seguridad.
Ambas medidas de los gobiernos y políticos americanos e israelís para demonstrar a sus votantes su capacidad a protegerles no respetan los valores de democracia y respeto de vida que ellos mismos defienden. Para convencer un americano que está protegido gracias a las políticas de un partido o una administración, está justificada la aniquilación de pueblos afganis enteros en la búsqueda de una persona. El fallecimiento de niños, civiles e inocentes está aceptable, siempre y cuando el votante se siente seguro. La demolición de barrios en Gaza y la matanza de niños jugando en sus barrios están justificadas con la necesidad israelí de proteger sus ciudadanos. Cientos de vidas perdidas no significa nada sí llegan a convencer el votante israelí que Netanyahu es serio y resuelto sobre la seguridad de su nación.
La manipulación del votante, y vaciarle del buen juicio y el sentido de justicia por los políticos y sus organizadores de campañas parece una estrategia política para sacar apoyo popular. Alimentando el votante unas sensaciones de seguridad y de peligro falsas es una desgracia y vergüenza.
Al final de día, las acciones de Netanyahu serán contraproducentes; la represalia de Hamas y la llega de sus misiles a Tel Aviv demostrarán a los votantes que la provocación de Netanyahu estuvo fuera de lugar y puso en peligro a la nación israelí. No estoy defendiendo Hamas ni sus políticas, tampoco estoy justificando el ataque de los civiles de cualquier lado, pero lo que está pasando en Israel en estos días es una manipulación política de los ciudadanos, usando la seguridad como arma ofensiva y escudo protegido para amenazas exageradas e/o inexistentes. La baratura de la sangre palestina, cuyo derrame está recibido por ninguna compasión ni indignación, y la eliminación de barrios enteros como respuesta de escaramuzas fronterizas menores, y el uso excesivo de la fuerza y el castigo colectivo y ciego, han sido durante mucho tiempo un signo de la política Israelí….una estrategia política. Esperemos que no se convierta en una cultura Israelí.
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